Blanca y David llegaron a Bruselas en 1964. Primero vino ella, a ver lo que había. Luego vino él y se trajo a los niños. El objetivo no era volver, como el de otros emigrantes, sino vivir en Bélgica sin mirar atrás; buscando lo mejor para su familia. Aun así, siempre que pueden regresan a Gijón, su Gijón del alma, como cantaba Víctor en la radio el pasado sábado.
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