Tal vez algunos recuerden la famosa lista de los gases nobles: helio, neón, argón, criptón, xenón, radón y organesón. Se denominan así para indicar su bajo nivel de reactividad y su asociación con metales nobles como el oro.
Últimamente, uno de ellos, el radón, ha cobrado protagonismo por su poder contaminante y cancerígeno. De su actitud, peligro y consecuencia conversamos con Xoán Miguel Barros, director del Laboratorio de Radón de Galicia y profesor de Medicina Preventiva de la USC.
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