Los tatuajes, con tinta negra, son una moda que empezó hace 4.000 años y continúa muy activa. Pocas son las personas que no llevan ni siquiera uno pequeño escondido en alguna parte del cuerpo.
Por el momento no se pueden relacionar los tatuajes con el cáncer, pero si existen varios estudios que demuestran que los pigmentos de los tintes se acumulan en los ganglios linfáticos, no causan patología, pero si errores en las pruebas diagnósticas. Nos lo cuenta Donís Muñoz, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
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