Aunque el confinamiento en Bélgica no es tan estricto como en España, el teletrabajo y el cierre de todos los comercios nos obligan a pasar mucho tiempo en casa, sin hacer vida social. Para hacerle frente, es importante mantener la calma y, quizá, utilizar las amplias horas para hacer aquello para lo que casi nunca tenemos tiempo.
Hemos conversado con Verónica Rubio, psicóloga clínica y forense establecida aquí en Bruselas.
Varias psicólogas de Bruselas estáis trabajando en equipo para ayudar a la población a hacer frente a estos días de cuarentena que acaban de empezar. ¿Qué nos recomendáis?
Fundamentalmente, organizar bien el tiempo con rutinas, actividades que podamos hacer solos o en compañía de aquellos con los que convivimos. Intentar hacer deporte en casa; para ello podemos servirnos de alguna aplicación o tutorial, también para los niños. Dedicar un rato a hacer respiraciones, relajación o meditación.
Mantener el contacto con nuestros seres queridos, amigos, compañeros de trabajo y, sobre todo, con los mayores, si es posible, por videollamada.
También esta situación puede suponer una buena oportunidad para hacer cosas para las que normalmente no tenemos tiempo como organizar fotos, armarios, hacer pequeños arreglos en casa, cocinar cosas nuevas…
Además, podríamos aprovechar la situación para pasar más tiempo en familia. El ritmo del día a día, del trabajo, los horarios, no nos permiten pasar tanto tiempo de calidad con nuestros hijos como nos gustaría. Puede ser una buena ocasión para hacer nuevas actividades con ellos, leer más cuentos, escuchar música juntos, ver vídeos o enseñarles fotos antiguas.
Para los que tienen que teletrabajar, es muy útil fijarse muy bien los horarios. Al levantarse seguir haciendo las mismas rutinas como si fueran a salir de casa: el aseo, el desayuno, etc. Nada de quedarse en bata delante del ordenador. Definir y encuadrar muy bien el lugar donde se va a trabajar, siempre en el mismo sitio de la casa. Y al terminar la jornada, guardarlo bien todo, cerrar el ordenador y, si es posible, salir a la terraza o, mientras las medidas aún lo permitan, dar un pequeño paseo para hacer un buen cambio de registro y diferenciar la jornada de trabajo que acaba de terminar del resto del tiempo que vamos a pasar en casa.
Verónica, eres española, resides en Bruselas. Entre tus pacientes habrá muchos expatriados. ¿Es más difícil para nosotros, sobre todo para los que no tienen una red familiar, sobrellevar la situación?
Sí, así es. Hay más dificultad para la gente extranjera por la falta de apoyo sociofamiliar y por el miedo debido a la distancia, que aumenta sin duda la preocupación por los familiares que están en el país de origen. Aunque uno hable con ellos y los vea por videoconferencia, siempre hay un punto de incertidumbre y, por lo tanto, esto puede generar ansiedad.
Ahora que vamos a pasar mucho tiempo en casa, es probable que caigamos en un exceso de información. ¿Cómo podemos mantener la sangre fría y no dejarnos llevar por las noticias que nos llegan continuamente?
La continua avalancha de información, de cifras, datos, genera obsesión y ansiedad. Con respecto a la información, es muy importante saber manejarla y seleccionar aquella que provenga de fuentes oficiales para evitar la sobreinformación. Hablar continuamente del virus y la situación puede ser muy perjudicial y provocar desasosiego, por eso es mejor informar a los que nos acompañan con prudencia y mensajes constructivos, sobre todo a los niños. Ceñirnos a las rutinas y horarios que nos hemos establecido o hacer deporte puede ayudarnos mucho para distraernos de los mensajes y la información que llegan constantemente.
Este es quizá también un buen momento para reanudar o fortalecer relaciones a través de las redes sociales. ¿Se pueden mantener sin caer en la dependencia cibernética?
Pues la verdad es que veo bastante complicado que esto genere dependencia cibernética porque estamos ante un hecho puntual. Las personas que tienen dependencia a las nuevas tecnologías tienen otros factores de riesgo que les vulnerabilizan para desarrollar algún tipo de adicción o dependencia. Por las circunstancias excepcionales de los acontecimientos que estamos viviendo, es muy difícil predecir que haya ese riesgo de generar la dependencia a las redes sociales en personas que no tienen ese perfil o esos factores de vulnerabilidad. Por el contario, es más probable que cuando acaben las restricciones que estamos viviendo, la gente vuelva a sus hábitos cotidianos sin que el hecho de haber estado más conectados durante esta época a las redes sociales los condicione.
¿Habéis recibido consultas de pacientes que tienen quizá más dificultades para gestionar estos momentos? ¿Cuáles son las preguntas más frecuentes?
Lo que estamos viendo es que los pacientes nos consultan más para manejar su ansiedad, los pensamientos intrusivos, las obsesiones y cómo no angustiarse dentro de casa por la sensación de prohibición de salir. En definitiva, vemos que tenemos que intervenir más en el manejo de emociones y de la ansiedad.
¿Qué recomendaciones harías como psicóloga para ayudar a afrontar los sentimientos que esta situación está generando entre la población?
En primer lugar, es muy importante que, si aparecen estos sentimientos, sepamos reconocerlos y detectar su grado, así como compartirlos con alguien para desahogarse. También escuchar música puede ser un recurso muy útil para bajar la ansiedad. El miedo, el desasosiego, la ansiedad, sentirse confundido ante esta situación, es muy normal y esperable en tanto en cuanto estamos recibiendo noticias sobre algo amenazante para nuestra salud. Pero el miedo no debe incapacitarnos para gestionar adecuadamente esta situación, porque puede llevarnos a realizar actos compulsivos, como ir a comprar en masa o a sobrecargar los servicios de salud o hacernos sentir mucho peor. El miedo y los sentimientos bien identificados y gestionados pueden ayudarnos a tomar medidas adecuadas para minimizar riesgos, bien sea evitando peligros innecesarios o buscando la manera de afrontarlos. Para esto último, un ejercicio muy útil es recordar experiencias previas que todos hemos tenido a lo largo de nuestras vidas y que han supuesto situaciones de miedo, ansiedad, para las que tuvimos que desarrollar recursos y capacidades de afrontamiento y superación. Tomemos conciencia de que conservamos esos recursos y pongámoslos a funcionar para afrontar de una manera positiva esta situación. Y, si aun así, estos sentimientos permanecen, que no duden en consultar con un profesional.
En cualquier caso, sí que me gustaría transmitir un mensaje y es que no olvidemos que lo que estamos viviendo nos va a hacer más fuertes.
Pueden escuchar aquí la entrevista:
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