La Maison Autrique, diseñada por Victor Horta en 1893, representa una etapa esencial en la evolución de Horta para comprender mejor el nacimiento del Art Nouveau. La casa está catalogada desde el 30 de marzo de 1976 y se encuentra en el número 266 de la chaussée de Haecht, en Schaerbeek, en el distrito de Saint-Servais.
CONTEXTO
Hasta el siglo XIX, Schaerbeek era esencialmente agrícola pero a partir de mediados del siglo XIX, el barrio sufrió una profunda transformación y se urbanizó. En la época en que se construyó la casa, se acababa de inaugurar el ayuntamiento, una línea de tranvías tirados por caballos y diversas industrias. Horta tenía 32 años cuando la construyó y fue su amigo el ingeniero Eugène Autrique quien le encargó dicha construcción.
El plan de Autrique era sencillo: «nada de lujos ni extravagancias: sótano habitable, vestíbulo y escalera honorables, sala de estar y comedor en una agradable combinación, primer piso con baño y aseo (todavía no eran habituales en aquella época) y un segundo piso con buhardilla para los niños y el personal».
En sus Memorias, Horta hace un repaso de su obra: «[…] mi conciencia estaba satisfecha de haber satisfecho a un amigo y mi felicidad profesional tocaba todas mis aspiraciones por el hecho de haber producido una obra honesta, sin haber pedido prestado nada a nadie». (Memorias, p. 33)
Fue la combinación de hierro, fundición y vidrio, los tres adquiridos durante la Revolución Industrial, lo que permitió a Victor Horta reinventar el estilo de las casas burguesas. Esta fue la primera mansión privada construida por Víctor Horta y ya contenía los elementos que iban a ser objeto de continuas investigaciones por parte del arquitecto:
La conexión con el pavimento, los revestimientos de paredes de distintos grosores, la coexistencia de simetrías y disimetrías, el uso de materiales metálicos e industriales, las vidrieras para dejar pasar la luz en la escalera y las formas vegetales. Las particularidades de la casa fueron posibles gracias a las libertades que les permitía la Commune de Schaerbeek, que dejaba rienda suelta a los arquitectos con la idea de que todos pudieran destacar y aplicar las técnicas más modernas.
ELEMENTOS
El alzado es de piedra blanca con juntas rojas, a tres niveles y con dos crujías. En el segundo piso hay una logia con una base de un diseño vegetal estilizado. La pared de la logia es curvada y tiene una decoración esgrafiada con motivos lineales y latigazos y las barandillas son de hierro forjado. En la planta baja se encuentran tres habitaciones contiguas con techos de madera artesonados: salón con sala de fumadores en la parte delantera, comedor y veranda. Todas están unidas por vanos abiertos flanqueados por pilares bajo vigas metálicas. Seguramente, lo más impresionante sea la escalera con su suelo revestido de un mosaico blanco y rojo de líneas sinuosas. En el primer entresuelo hay también un lucernario con vidrieras que representan motivos terrestres y celestes.
LOS HABITANTES
Los Autrique se mudaron en 1894 y permanecieron allí durante una docena de años ya que, por razones que no se conocen bien, la familia tuvo que trasladarse a Tervuren, a las afueras de Bruselas en 1907. El nuevo comprador fue Alfred Duchateau, un joven ingeniero procedente de una gran familia activa en la industria siderúrgica.
Cuando estalló la Gran Guerra y la familia se exilió, fue su hermano menor, Edmond, quien vivió en la casa y terminó por comprarla en 1922. Pero con la invasion en junio de 1940 abandonaron Bélgica y la maison Autrique permaneció desocupada hasta 1943.
En plena Guerra, el ebanista Jean-Pierre Linster decidió alquilar la casa para utilizarla, no solo de vivienda, sino también como espacio de exposición para el mobiliario que él mismo fabricaba porque consideraba que, una casa de Victor Horta, era el marco ideal para sus lujosos muebles.
El último heredero vendió la casa a un par de artistas extranjeros que querían restaurar el edificio a su Antigua Gloria porque creían, muy acertadamente, que habría un interés general por el Art Nouveau en los próximos años. Sin embargo, nunca les fue posible reunir los fondos necesarios para la reforma. Como vivían fuera, le pidieron a un amigo que se instalara en la casa protegiéndola de vándalos y ladrones, pero al cabo de un tiempo cogió miedo de vivir solo en una casa tan grande y entregó las llaves en 1993 y la casa se quedo vacía…
…Hasta que unos años más tarde, François Schuiten y Benoît Peeters, autores de la serie de cómics «les Cités obscures”, descubrieron que la Maison Autrique estaba en venta, y convencieron al municipio de Schaerbeek para que la comprara. A finales de 1996, el ayuntamiento de Schaerbeek compró la casa para devolverle su antiguo esplendor encargándole la reforma al arquitecto Francis Metzger con la misión de redescubrir el espíritu original que animaba a Horta en el momento de su creación.
No fue fácil porque, después de tantos años, sólo quedaba una fachada. Los colores de los interiores habían desaparecido, ya no había muebles, se habían añadido falsos techos… pero en 2003 finalizó la restauración. En la medida de lo posible, para la restauración se utilizaron materiales y técnicas originales de la época y algunos elementos se fabricaron a medida, como las válvulas de los radiadores.
Como el presupuesto no era muy elevado, una parte importante de la decoración de la casa era el color y por eso era muy importante recuperarlo. Para hacerlo, los especialistas fueron retirando, una tras otra, las diferentes capas de pintura, los restos de papel pintado, permitiendo reescribir la historia de la casa. ¡Fue un auténtico trabajo de bisturí y la lupa!
Tanto en la planta baja como en los pisos superiores, los colores que encontramos en la maison Autrique son típicos del ambiente del siglo XIX. Las tonalidades rojas-verdes-marrones son las dominantes y no es casualidad. Al mismo tiempo que se construía la casa, se descubría también POMPEYA, que fascinó al mundo e inspiró a Horta también para el mosaico al pie de la escalera.
Aunque parezca que los objetos expuestos hay en día en la casa son originales, no fue posible amueblar el lugar en estilo Art Nouveau. En primer lugar, por razones presupuestarias, pero sobre todo porque, originalmente, la casa no estaba decorada como tal. El Art Nouveau no existía realmente en 1893. Todos los muebles se obtuvieron del almacén de la commune, mercados de segunda mano…
VISITARLA HOY EN DÍA
La maison Autrique es de visita obligada. Está abierta de miércoles a domingo de 12h a 18h y la entrada más cara cuesta sólo 7€.
Si queremos hacer una visita un poco diferente, tenemos varias opciones:
– Combinarlo con un paseo por Schaerbeek (hay varias rutas disponibles, algunas enfocadas a los niños, otras con actividades tipo gimcana).
– Visitas especiales para niños con un librito de actividades (que se puede descargar gratuitamente, o comprar allí por 3€)
– Los espacios se pueden alquilar para hacer un evento o una cena/apéro.
– La iniciativa de visitas PRIMOTHEKA, destinada a gente que está aprendiendo francés o está en proceso de alfabetización.
– Hacer un escape room en la casa (2-4 jugadores mayores de 16 años con un precio de 12€ por persona).
Para más información o reservas se puede escribir a info@autrique.be o visitar la página web de la Maison Autrique.
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