Guillermo Mora nació en Alcalá de Henares, pero su obra se encuentra por todo el mundo. Ha dejado huella en lugares como el Museum Voorlinden, en Países Bajos o The Warehouse, en Miami. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y The School of the Art Institute of Chicago y ha obtenido becas de residencia en Nueva York, México y Roma. Además, ha sido incluido en 100 Painters of Tomorrow de Thames & Hudson y durante varios años está siendo galardonado también en ARCO.
Ahora, ha aterrizado en Bruselas para presentar su exposición Inversion Intention, una muestra en la que sus obras dialogan y conviven con las del artista belga Bernard Villers: dos generaciones y dos culturas distintas, pero dos artistas que comparten conceptos y formas de expresar el arte.
En ella, Mora cuestiona los protocolos y procedimientos de la pintura contemporánea, prestando atención a tres conceptos: superposición, ocultación y desaparición. «La idea es desvelar lo que hay detrás de las capas de pintura», explica el artista. Por otro lado, a través de materiales tan sencillos como «cinta de embalar o papeles y grapas», construye «piezas autobiográficas» que relatan y muestran sus propias experiencias vitales.
De esta forma, se mezclan todas sus facetas, tanto la de escultor como la de pintor, aunque él prefiere no encasillarse en ninguna de ellas y huir de las categorizaciones. «Me gusta plantear mi trabajo como un lugar intermedio entre ambas disciplinas, en que la una se puede nutrir de la otra. Justo en ese espacio que surge entre la frontera entre ellas», señala.
La muestra, que se inaguró el pasado 15 de junio en la Embajada de España en Bélgica, estará expuesta hasta el próximo 18 de septiembre y se puede visitar de forma gratuita.
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