Hace algo más de un año, la organización del Festival Internacional de Guitarra de Bruselas invitó al grupo Oleotrio al certamen. El conjunto ya había subido a este escenario en varias ocasiones acompañado por más músicos pero en su afán por sorprender al público con nuevas propuestas, en 2022 decidieron hacerlo acompañados de una jovencísima Sara Sánchez. La propuesta gustó tanto que este año vuelven a repetir.
La discípula de Farruquito, como algunos medios la han calificado, recibió un mensaje del guitarrista de Oleotrio, Antonio Segura, invitándola a este importante evento y ella, sin pensárselo dos veces, aceptó la propuesta. Segura había descubierto a la joven a través de videos de Instagram bailando en la cocina de su casa como quien no quiere la cosa y esta naturalidad junto al arte que traspasaba la pantalla, fueron más que suficientes para que el artista supiera que la quería en el escenario del Festival.
Ensayaron en la distancia y luego durante unos días en Bruselas. No hizo falta más porque cuando tanto arte se une salen cosas maravillosas. Los seis músicos sobre el escenario del Théâtre du Vaudeville, las notas de flamenco y jazz del conjunto, y el taconeo y los movimientos de Sara conjugaron a la perfección en un espectáculo que parecía estar hecho a medida.
Juntos conquistaron Bruselas y este martes lo volverán a hacer en el mismo sitio, con la misma gente pero con diferente espectáculo. El pasado sábado estuvieron, junto a la madre de Sara, en Bruselas con Ñ para derrochar complicidad y arte en los micrófonos. Hablamos de sus nuevos proyectos, del festival y, sobre todo, de flamenco.
Al igual que el año pasado, el festival acogerá conciertos, espectáculos, clases magistrales, una conferencia y una exposición. Y, por supuesto, también celebrará las finales de los concursos nacional, internacional y de composición de este festival que en esta ocasión está dedicado a la paz.
Las múltiples facetas de la guitarra se destacarán a través de un variado programa, que incluye, además, un homenaje a los Maestros Ilse y Nicolás Alfonso, quienes crearon las primeras clases de guitarra en varias academias de música de Bélgica y la clase de guitarra del Conservatorio Real de Bruselas en 1965, convirtiéndose así en los fundadores de la Escuela de guitarra de Bélgica.
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