Hace algunas semanas, en los alrededores de la sala Excelsior de Jette, solo se oían risas. El volumen de las carcajadas crecía a medida que se sucedían las horas y por su escenario iban pasando los aspirantes a levantar el trofeo de ganador o ganadora del Primer Concurso para Hispanohblantes de Bruselas.
Con un foco iluminando el escenario y un jamón colgando del pie de micro como único decorado, los participantes tenían 10 minutos para ganarse los puntos de un jurado que valoraba aspectos tan importantes como la improvisación, agilidad, capacidad para seguir el guion… Todo ello aderezado con los chistes del cómico profesional Sergio Marín, que se encargó de hacer de maestro de ceremonia y de conducir un evento que mantuvo al público riéndose durante más de tres horas.
Desde el inicio se notaba que, además de nervios, había nivel. Los aspirantes pasaban por el escenario intentando dominar los nervios para soltar sus chistes y divertir al público; pero si hubo alguien que logró mantener la atención, controlar el ritmo, jugar con las pausas y hacer que los 10 minutos de monólogo volaran mientras el público se quedaba con ganas de más, esa fue Lidia Peña.
La jinense subió al escenario como un torbellino, cerveza en mano y saludando a «todos, todas, todes, todus, animales y todo el mundo», una frase con la que ya apuntaba maneras y que fue el aperitivo de lo que vendría después. Con un monólogo cargado de referencias a los belgas y a su forma de ser, al día a día de la vida en el país y a las excentricidades de una capital en la que nadie creería que la basura se recoge en hora punta y los conductores de autobús hacen un rally cada día, Lidia se metió al público y al jurado en el bolsillo y consiguió levantar el trofeo.
En el último programa vino a visitarnos para contarnos cómo vivió el concurso y qué nuevos proyectos tiene por delante.
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