El jueves 17 de octubre se celebró el Día Internacional para la Erradicación de la pobreza. Una jornada proclamada por la ONU que busca alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible, que es nada menos que «poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo».
Hace unas semanas la entidad Intermon Oxfam se hacía eco de un informe en el que recogía una cifra impactante: el 1% de la población más rica posee el 95% de la riqueza mundial. Según ese mismo texto, en el mundo hay 3.000 millones de personas que viven con menos de 7 dólares al día. Y la mayoría de esos ciudadanos habitan en los países del sur donde a pesar de estar el 79% de la población de la Tierra la riqueza es tan solo del 31%. Otro dato impactante: en los años 80 había 3.000 familias que poseían un 3% de riqueza, ahora esas mismas familias controlan diez veces más, el 13%.
Además, aunque la pandemia supuso un duro golpe para las personas que menos tenían, hubo otras que vieron como su patrimonio crecía. Durante la crisis sanitaria surgieron 40 nuevos millonarios en el sector farmacéutico. Tan solo en 2021, los siete mayores fabricantes tuvieron unos beneficios netos de aproximadamente 50.000 millones de dólares con la venta de vacunas.
Por tanto, la brecha entre quienes más tienen y quienes tienen menos se agranda y esto pone en peligro asuntos como la lucha contra el cambio climático y, precisamente, la lucha contra la pobreza.
En Bélgica, más de 2 millones de personas o lo que es lo mismo, el 18,7 % de la población vive en situación o riesgo de pobreza con ingresos por debajo del umbral europeo. Actualmente, en Bélgica estarían en riesgo de pobreza los hogares que ingresan unos 17.300 euros al año.
Según datos de la Red Belga de lucha contra la pobreza, esta falta de medios económicos tiene importantes consecuencias en todos los ámbitos de la vida. Muchas personas se ven obligadas a vivir en viviendas de mala calidad, otras no pueden cocinar ni ducharse con agua caliente para ahorrar energía y también es corriente aplazar las citas médicas.
De hecho, ocho de cada diez bruselenses creen que el acceso a la sanidad es desigual. El 43% cree que las desigualdades sociales tienen un impacto negativo en su salud, y el 83% piensa que no todos los habitantes de la ciudad tienen actualmente acceso a los cuidados que necesitan.
Esta semana también hemos sabido que la entidad solidaria Restos du coeur se encuentra en dificultades financieras debido a un aumento de la demanda. Por ello, la entidad pide al gobierno federal un aumento del presupuesto para ayuda alimentaria.
En el espacio de cinco años, el número de comidas distribuidas ha pasado de 670.000 en 2019 a más de 1,6 millones en 2023. La organización alerta de que otras asociaciones están viviendo una situación similar y relata que las donaciones escasean mientras los usuarios aumentan.
Una de esas asociaciones es Infirmiers de Rue. Para conocer mejor cómo es la situación en Bélgica y qué se puede hacer para dar la vuelta a estos datos, en el último programa hablamos con Jeanne Luong, responsable logística y de apoyo de la entidad.
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