Estamos en Bruselas y corre el año1782. Los hermanos Bultos sueñan con construir un Vaux-Hall en el parque de Bruselas, siguiendo así el ejemplo de grandes urbes como París y Londres. El público, impresionado e ilusionado con esta nueva estructura que promete diversión sin límite, llena la construcción en cada evento que allí se organiza.
Motivados por el gran éxito de su reciente creación, los Bultos deciden continuar fomentando el entretenimiento de los bruselenses añadiendo un teatro en el que los más pequeños serían los protagonistas de la escena, algo que no gustó demasiado a la iglesia.
En la actualidad, el Théâtre Royal du Parc ofrece una programación que alterna los clásicos y las creaciones contemporáneas, en producciones de gran formato con énfasis en la comedia. Sin embargo, hasta llegar a nuestros días las paredes de este edificio han vivido una larga y turbulenta historia que Laia Boloix nos cuenta en sus «Promenades de LB».
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