Fueron muchos los trabajadores que en los años 50 y 60 atravesaron Francia para ir al barrio de Saint Gilles en busca de un futuro mejor. Esa comuna del sur del corazón de Europa es también la casa de la Royale Union Saint-Gilloise, el sorprendente líder de la liga belga, un equipo que logró este verano el ascenso a la máxima división 48 años después y ocupa el primer puesto de la tabla.
Pero, al margen de lo que ocurre en el campo, el equipo es conocido por la lealtad de una grada formada por aficionados de todas las nacionalidades. Entre ellos, un bético que ocupa un asiento en el Parlamento de Bruselas. Juan Benjumea Moreno, miembro de Groen, partido ecologista, es un habitual del centenario estadio. Hemos hablado con él y así nos ha contado cómo se aficionó a apoyar al equipo.
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