Carlos es peruano, pero reside en Ucrania desde hace cuatro años. Él, junto a su familia,ha tenido que dejar su casa y sus pertenencias para refugiarse ante la ofensiva rusa, aunque no tienen previsto abandonar Ucrania. «No pienso salir de aquí. Mi mujer es médico y tiene que estar en el hospital. Yo, con los pocos recursos que me quedan, estoy viendo cómo comprar chalecos antibalas en Rumanía y otros lugares, intentando también ayudar a mis amigos», afirma. Tampoco piensa que el pueblo ucraniano vaya a rendirse ya que, según afirma, «todos quieren luchar y Putin tendría que matar hasta el último ucraniano para conquistar el país».
Denuncia que la vida de muchas personas inocentes que lo han perdido todo «no volverá a ser igual». Por ello, reclama mucha más ayuda humanitaria por parte de occidente. «Hay gente que no tiene para comer, que no tiene calefacción y están pasando frío, niños pequeños recién nacidos que estan naciendo en sótanos. Falta más ayuda. Si la gente quiere ayudar que mande chalecos y cascos. Con 20 euros se puede ayudar a un bebé a alimentarse», afirma.
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