El 2022 fue un año récord en lo que respecta a la llegada de migrantes. Se calcula que unas 100.000 personas cruzaron la frontera belga con intención de empezar una nueva vida. La mayoría de ellos, hasta un 60%, eran ucranianos que huían de la guerra y que, pese a lo desesperado de la situación, consiguieron encontrar un lugar donde establecerse.
Aun así la situación es crítica. Si encontrar piso en Bruselas es complicado para quienes pueden pagarlo, la tarea se convierte en una auténtica odisea para aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Es por eso que paseando por la capital belga es cada vez más fácil ver a personas que duermen por la calle. Los medios ya hablan de “crisis de acogida” y en Bruselas con Ñ hemos decidido profundizar en este tema.
Así pues, nos hemos puesto en contacto con la organización CIRÉ, que desde hace más de 65 años trabaja para garantizar la acogida de los solicitantes de asilo y hacer más llevadera su vida. De ello hablamos con Laurence Vanpaeschen, responsable de comunicación de la entidad:
Hablamos también con Cécile Ghymers, copresidenta del Comité de Extranjeros de la Liga de los Derechos Humanos, entidad que lleva más de 100 años defendiendo los DD. HH. en Bélgica y en el mundo entero.
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