Ayer se disputaba un partido de fútbol que enfrentaba a la selección sueca con la belga en el Estadio Roi Badouin cuando sucedió el atentado. El encuentro se suspendió tras el descanso al conocerse las muertes de dos aficionados suecos a manos de Abdesalem Lassoued. Con el marcador empatado a un gol, los jugadores escandinavos no quisieron volver al terreno de juego y la policía acordonó el recinto por razones de seguridad.
El público permaneció confinado durante más de dos horas y respondió a las llamadas a la calma coreando «todos juntos, todos juntos» y «Suecia, Suecia». A partir de medianoche, se evacuaron las tribunas de forma progresiva.
Los últimos asistentes pudieron abandonar el estadio alrededor de las cuatro de la mañana bajo escolta policial. También se reforzó la vigilancia policial frente a los hoteles de los aficionados. En total, alrededor de 400 suecos recibieron ayuda durante el día de ayer.
La Federación Belga de Fútbol sigue esperando una decisión de la UEFA en relación con el partido. Por su parte, Gianni Infantino, Presidente de la FIFA, ha expresado su conmoción y tristeza por lo sucedido ayer por la tarde en Bélgica.
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