Gloria Iglesias pensó, en un viaje a Lourdes, que la gente se preocupaba más de los niños y de los ancianos que de los hombres de mediana edad. Decidió, entonces, llevar a cabo algo que había deseado hacer siempre: crear una asociación, que llevara su nombre y ayudar a hombres que estén en condiciones precarias: ex-drogadictos, desempleados, sin hogar… Ha tenido ya más de 180 hombres acogidos en su piso.