Cuando el 9 de noviembre de 2014 se celebró en Cataluña un referéndum ficticio, Dolores Agenjo, directora de Instituto, se negó a entregar las llaves del centro para que pusieran allí las urnas, « si no recibía las órdenes por escrito »; sabía que ese comportamiento le podía « pasar factura », pero según dice, « a veces el sentido del deber y las convicciones son más fuertes que los posibles perjuicios que tu forma de actuar pueda conllevar y si no lo hubiera hecho, me habría sentido indigna ». Después de aquello, Dolores, que nació Cataluña de padres manchegos, escribió un libro titulado « SOS, secuestrados por el nacionalismo », en donde cuenta, entre otras historias, cómo sufrió, en especial de joven, la xenofobia hacia los « charnegos » o « murcianos » como llamaban entonces a las personas del resto de España que se instalaban en Cataluña para trabajar y a quienes ahora, dice, llaman « colonos ». Cree que el sentimiento nacionalista esconde un gran complejo de inferioridad y que a Cataluña le habría gustado ocupar en el mundo el lugar que ocupó España. No es optimista sobre el futuro de Cataluña, a la que considera « tierra de grandes españoles » .