Rodrigo Rivero trabajó durante años en las librerías Crisol y, cuando éstas cerraron, decidió emprender la « aventura » de montar sus propia librería. Y así lo hizo: en pleno paseo de la Castellana de Madrid, muy cerca del estadio Santiago Bernabéu, en lo que había sido un local de la cadena para la que había trabajado, montó la librería Lé, a la antigua usanza, en donde prestan atención al cliente y le aconsejan qué libro le puede gustar más.
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