Este fin de semana se celebra en Bélgica, y numerosos países de centro Europa, la fiesta de San Nicolás. Esta tradición es bastante desconocida para nosotros, los españoles, así que hoy os vamos a contar sus orígenes para que os unáis a esta bonita constumbre.
Nicolás de Bari o Nicolás de Mira, fue un obispo de la iglesia católica originario de Turquía. Fue el primer santo no mártir en gozar de devoción en oriente y occidente. Se le considera el patrón de niños, escolares y marineros.
La leyenda cuenta que, siendo aún joven, San Nicolás se compadeció de un hidalgo de la localidad de Patara, en Turquía, que había caído en la miseria y para sobrevivir, prostituía a sus tres bellas y honestas hijas. Para ayudar a la familia y salvar a las tres muchachas, San Nicolás dejaba caer monedas de oro por la chimenea que mágicamente se metían en las medias que las hijas colgaban junto a la allí para que se secaran. Esta leyenda y la imagen de San Nicolás evolucionaron hasta llegar al Santa Claus tan conocido por todos.
El hecho de que sea considerado el protector de niños y escolares viene de otro de los milagros que se le atribuyen. Esta historia cuenta la llegada de San Nicolás a una taberna donde el posadero servía carne de niños a sus huéspedes. San Nicolás le pide al tabernero que le enseñe dónde guarda la carne y cuando abre el barril de salazón, resucita a tres niños, cuya carne se guardaba dentro, y los devuelve a sus familias. De esta misma historia se inspira su protección hacia los marineros, pues se considera que la sal es una alegoría del mar y los niños, un símbolo de los náufragos.
En el programa de esta semana, dedicado a las iniciativas solidarias que se llevan a cabo durante estas fiestas, os hablamos sobre San Nicolás así como sus versiones malvadas: Père Fouettard y el Krampus.
Si queréis escuchar este fragmento del programa, podéis hacerlo a continuación.
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