Bruselas recuerda a Esther Zilberberg con un adoquín de la memoria

El pasado martes día 24 de octubre se celebró el Día de la ONU, la organización internacional más grande del mundo. Con motivo de esta efeméride y de la situación que se vive en Oriente Próximo, repasamos sus orígenes.

Es 28 de junio de 1919 y más de 50 países se dan cita en la famosísima sala de los espejos del palacio de Versalles para firmar el acuerdo que devolvería la paz al mundo. Este tratado, que recibe el nombre de la ciudad francesa en la que se firmó, obliga a las naciones vencidas a desmilitarizarse, a ceder territorios y pagar reparaciones de daños. Pero, atención, los vencedores también tienen compromisos. 

Concretamente, uno bien ambicioso: pensar en formas de evitar un nuevo conflicto internacional. Para ello, deciden crear una entidad internacional que se encargaría de promover la cooperación y lograr la paz y la seguridad. Es así como nace la Sociedad de Naciones, antecesora de la ONU.

Con esos grandes desafíos en el horizonte, la recién creada Sociedad de Naciones empieza a dar sus primeros pasos. Sin embargo, todo se trunca 20 años después, con el estallido de un nuevo conflicto: la Segunda Guerra Mundial, que supuso el fracaso y la disolución de la Sociedad de Naciones.

Este conflicto, mucho más largo y duro que el primero, dejó más de 40 millones de víctimas civiles y 20 millones de soldados fallecidos. De ellos, unos seis millones de muertos eran polacos como la protagonista de esta historia: Esther Zilberberg, a quien Bruselas pondrá un adoquín de la memoria este lunes. Jesús Aguirre, impulsor de la iniciativa nos contó su historia.

 

Esta es una de tantas historias que es importante no olvidar y en 1945 muchos países lo sabían. Tras ver las atrocidades que se estaban llevando a cabo en la Segunda Guerra Mundial, cada vez es más urgente para los estados que el mundo recupere la paz y asegurarse de que nunca vuelva a suceder nada parecido. Tras el estallido de la guerra, la Sociedad de Naciones había desaparecido, pero la idea de crear un mundo asentado sobre los pilares de la paz y la cooperación sobrevive. 

El 1 de enero de 1942 los gobiernos de los 26 países que se habían unido para derrotar a Hitler (algunos de ellos desde el exilio porque habían sido ocupados) se dan cita en Washington para firmar la Declaración de las Naciones Unidas. Fue en ese documento donde aparece por primera vez de forma oficial el término «Naciones Unidas», acuñado por el presidente estadounidense Franklin  Roosevelt. 

En este texto las potencias se comprometieron a defender la Carta del Atlántico, y emplear todos sus recursos en la guerra contra el Eje Roma-Berlín-Tokio, también prometieron que ningún país negociaría una paz separada con la Alemania nazi, Italia o Japón.

Tres años después, en junio de 1945, algo más de dos meses antes del final de la Segunda Guerra Mundial, 50 países se dan cita en San Francisco, en una de las conferencias más importantes y multitudinarias de la historia.

Del 25 de abril al 26 de junio de 1945, estuvieron reunidos para redactar y votar cada uno de los puntos del documento que hoy conocemos como la Carta de las Naciones Unidas. Un texto que finalmente, se firmó el 26 de junio por 50 países. Polonia firmaría después, el 15 de octubre. Por eso, consta como que fueron 51 los países fundadores.

Este documento recogía sus principios y objetivos y, aunque se firmó en junio, no entró en vigor hasta el 24 de octubre de 1945. Por eso la ONU escogió esta fecha como su día mundial.

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