Lo dice Anastasia, una joven ucraniana que llegó hace seis años a Bruselas por motivos de trabajo. Su familia permanece en Ucrania y, de momento, tienen comida. Sus padres no quieren salir de su ciudad porque tienen allí a los abuelos de Anastasia, que son mayores y porque, además, al parecer los rusos están atacando los coches que circulan por las carreteras. Sólo quiere que acabe la guerra, que termine la invasión cuanto antes.